En 1865 se integra la carpa Flores hermanos e hijos, quienes construían sus títeres. La carpa alcanzó fama y tradición. Llegaron a tener orquesta propia, la cual ambientaba las presentaciones.

Don Eleno "el Gracioso Enano Flores" convierte la compañía en un circo-carpa en la que ofrecía tres tandas: una cómica, una musical en vivo y otra de títeres. Los números que presentaban en aquel entonces eran el pastelero, la casa robada, el circo, la pelea de gallos, y sobretodo una seguramente escrita por Don Eleno llamada Lucas Pérez de Guanajuato.


El empresario don Carlos V. Espinal (último poseedor de la compañía Rosete Aranda)  después de haber visto el trabajo de don Eleno, declaró que no había animador igual en México y en premio le obsequió un títere de la famosa compañía titiritera Rosete Aranda.

Durante seis generaciones la compañía de los hermanos Flores  ha recorrido gran parte de la República Mexicana ofreciendo dos tandas por  boleto. Obteniendo un sin número de satisfacciones y sufriendo más de una vez el  desprecio de los que ignoran este arte, el abuso del poder de algunas autoridades...

La carpa se resiste ante la modernidad y mantiene viva una tradición que en otros países es cuidada, protegida e impulsada.



De izquierda a derecha, Jesús Flores García, Javier Flores García, Socorro Flores García,  Angélica Flores García, José Eloy Flores García, Señora  Nicolasa García Puentes, Micaela Flores García y Eleno Flores García.

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